Irene y Marian, Diego, Isabel y Miguel
Desnivel: 675 m
Dificultad: Fácil
Distancia: 12 km (ida + vuelta)
Tipo de recorrido: Ida y vuelta
Horario - Desnivel
10:45 - 880 m - Ermita del Angusto
11:13 - 1017 m - Ermita Escoronillas
11:38 - 1130 m - Ermita de Arrodillas
11:56 - 1209 m - cruce bco. Sta. Orosia
12:28 - 1351 m - Ermita de San Cornelio
12:38 - - Ermita de la Cueva
13:14 - 1381 m - Ermita de San Blas
- 1500 m - Ermita de Sta. Bárbara
13:24 - 1553 m - Ermita de O'Zoque
13:42 - 1555 m - Ermita de Sta. Orosia
15:54 - - inicio regreso
17:07 - 1240 m - Cruz de Gualda
18:20 - 880 m - Ermita del Angusto
En Yebra de Basa salimos hacia el norte, hasta llegar a la ermita del Angusto, donde aparcamos en la orilla de la carretera. Junto a la ermita y por su izquierda seguimos el ancho camino que va paralelo al barranco de Sta. Orosia, que pronto cruzaremos para continuar por una ancha senda junto a las margas.
Hacia el este, la senda gana altura ayudada por unas escaleras, para luego volver a tomar dirección norte. Pasaremos junto a la ermita de Escoronillas, y luego por la de Arrodillas, ésta última asentada sobre una gran roca.
En ligero ascenso llegamos al barranco de Sta. Orosia, donde la senda gira hacia el sur, hasta la Cruz de Gualda, que veremos a la bajada. De nuevo hacia el norte, avanzamos ahora por el bosque hasta llegar a la Ermita de San Cornelio y de la Cueva, por donde se descuelgan las aguas del barranco. Visitamos la parte superior y tocamos las campanas, y los chicos jugaron con el hielo que aún quedaba de la noche.
Seguimos por el ancho balcón, dirección oeste, encontrándonos con las ermitas de San Blas y de Sta. Bárbara. Ya por fin, los chavales andaban un poco cansados, salimos a la plana donde está la Ermita de O'Zoque. Casi no los movemos de allí, estaban hartos de tanta ermita. Ya solo nos queda llanear entre grandes boj, cruzar la pista, ver la fuente de las tres caras y ya, ahora sí última ermita.
Desplegamos las mantas junto a las paredes de la entrada y a reponer fuerzas.
Luego los chicos se descalzaron y bajaron a jugar a la fuente, más bien a hundirse en el barro de alrededor, se lo pasaron pipa.
La vuelta la hicimos por el mismo camino. Se nos hizo un poco larga, pero ya en el pueblo, una visita al bar nos subió el ánimo, tanto que luego fuimos a jugar a fútbol y baloncesto a las pistas, y no encontramos hora de volver a casa.
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